jueves, 5 de abril de 2012

HISTORIA DEL CROCHET



Durante el siglo XVII se utilizó el gancho crochet para realizar un nuevo tipo de bordado, inspirado en un arte hindú, que se puso de moda en Europa, Esta técnica, conocida como "trabajo de tambor", debía su nombre al hecho de que la tela se colocaba estirada en un bastidor redondo a semejanza, precisamente, de un tambor, El punto de cadena se trabajaba con un gancho delgado. Esto se llama "crochet de superficie". Fue tal vez el auge del trabajo de tambor, y la reciente popularidad del gancho con el cual se realizaba, lo que estimuló el interés por el crochet sin soporte, conocido como "crochet del aire".

En el fondo no hay evidencia convincente en cuanto a cuan viejo es el arte del crochet o de donde vino. Era imposible encontrar la evidencia del crochet en Europa antes de 1800. Muchas fuentes indican que el crochet ha sido conocido posteriormente al 1500s en Italia bajo el nombre del ' trabajo de la monja ' o del ' cordón de la monja, ' donde fue trabajado por las monjas para los textiles de la iglesia. Hay ejemplos de fabricación de cordón y de una clase de cinta del cordón, muchas de la cuales se han preservado, pero lo cierto es que el crochet no era conocido en Italia antes del siglo XVI  bajo ningún nombre.

En el final del décimo octavo siglo, el tambour se desarrolló en lo que trabajó el "crochet llamado francés en el aire," cuando la tela del fondo fue desechada y la puntada en si fue el propio tejido
El Crochet comenzó a aparecer en Europa a principios del 1800s y pronto recibió un enorme empujón por Mlle. Riego de la Branchardiere, que era mejor conocida por su capacidad de tomar la aguja al viejo estilo del cordón y bobina, diseñó los patrones de crochet que pueden ser duplicados fácilmente. Ella publicó muchos libros sobre patrones de crochet de modo que millones de mujeres pudieran comenzar a copiar sus diseños. Mlle. Riego también demandó haber inventado "Lace-Like" , hoy llamado crochet Irish

Se especula, asimismo, que el ganchillo evolucionó a partir de las prácticas tradicionales árabes, sudamericanas o chinas pero no existen pruebas consistentes de esta labor hasta que se popularizó en Europa durante el siglo XVIII. Las primeras referencias escritas se

remontan a la obra shepherds's knitting del libro The Memoirs of a Highland Lady de Elizabeth Grant en 1812. Los primeros patrones publicados aparecieron en la revista alemana Pénelopé en 1824. Otra de las pruebas de que el ganchillo era una técnica nueva durante el siglo XIX es la publicación de A Winter's Gift en 1847, con detalladas instrucciones para realizar los puntos, aunque es de suponer que los lectores entendían los pasos básicos de otras labores de aguja. Referencias tempranas de esta labor en el libro de Godey's Lady (1846-47) aluden al Crotchet antes de que su grafía seestandarizara. Algunos escritores especulan que esta técnica era de hecho utilizada por antiguas culturas, pero para tejer, en lugar del típico ganchillo, usaban el dedo índice flexionado, por lo cual no quedaron objetos que confirmen esta práctica. Sin embargo, arguyen la simplicidad de la técnica para proclamar que "debió" existir en periodos antiguos.

Otros escritores apuntan que los tejidos, las urdimbres tricotadas y anudadas sobreviven desde edades muy tempranas, sin embargo no existen evidencias de muestras de tejidos hechos en ganchillos en ninguna colección etnológica o de procedencia arqueológica previa a 1800. Estos escritores señalan las agujas de bordado usadas en bordados sobre bastidor en Francia en el siglo XVIII para aseverar que la técnica de hacer lazos en un entramado fino con bastidor evolucionó hasta la del ganchillo sin bastidor.

A lo largo de todo el mundo el ganchillo se convirtió en una próspera industria casera, en especial en Irlanda y el norte de Francia sosteniendo comunidades cuyo modo de vida tradicional había sido dañado por las guerras, fluctuaciones en la agricultura y el uso de la tierra y las malas cosechas. Las mujeres, e incluso a veces los niños, se quedaban en casa y tejían ropa, mantas, etc. para conseguir dinero. Los artículos eran comprados principalmente por la emergente clase media. La introducción del ganchillo como imitación de un símbolo de prestigio, más que una artesanía única por sí misma, había estigmatizado la práctica corriente. Aquellos que podían permitirse el lujo de encajes elaborados por métodos más caros y antiguos desdeñaban el ganchillo como una copia barata. Esta impronta fue en parte mitigada por la reina Victoria, quien de forma abierta compraba encajes de ganchillo artesanales de Irlanda e incluso aprendió ella misma a tejer. Los encajes de ganchillo irlandés fueron además promocionados por mademoiselle Riego de la Branchardieres alrededor de 1842 quien publicó patrones e instrucciones para reproducir encaje de bolillos y filtiré con esta técnica, junto con muchas publicaciones para elaborar ropa tejida a ganchillo en lana. Los patrones disponibles ya en la década de 1840 eran variados y complejos.

De cualquier forma, el potencial creativo del crochet al aire permaneció inexplorado. Seguía considerándosele, en esencia, como una forma de hacer encaje. Sus practicantes limitaron sus esfuerzos a copiar algunos de los principales tipos de encaje, tales como el español, el veneciano, el estilo renacimiento, el guipur, el gorgorán, el deshilado y la redecilla, que se habían desarrollado plenamente en toda Europa. Sin embargo, esta tradición del encaje produjo en Irlanda un estilo diferente y extremadamente bello. Aunque es básicamente un fino tipo de encaje, el crochet irlandés tiene una textura profunda y casi estructural, lograda por la ingeniosa utilización de cuerdas acolchadas, nudos, macizos y canales dentro de la misma estructura del tejido. Aún cuando los diseños siguen ciertas reglas de estilo, requieren para su realización de habilidad e imaginación, ya que son composiciones de motivos separados que representan en formas naturales como flores, frutas y hojas. (cada una de las cuales tiene su propio significado simbólico) que se unen en un fondo de red hecho con bucles, cadenas y picos.

Fue precisamente en Irlanda donde, a mediados del siglo XIX, el crochet se convirtió en industria. La terrible pobreza general provocada por la carestía de la papa, se vio parcialmente aliviada por la deliberada estimulación del crochet como industria casera. Se dice que proyecto fue iniciado por la madre superiora del convento de la Presentación en Youghal, Country Cork, quien copió en crochet una pieza de encaje convencional y alentó a sus monjas para que salieran a enseñar a la gente a hacer el trabajo en sus propias casas. Con el tiempo, el crochet Irlandés se exportó a otros países, principalmente a Inglaterra, en donde se utilizó profusamente para adornar los atuendos para las damas. Debido a que este tipo de encaje podía hacerse más rápidamente que otros, y en consecuencia, era más económico, recibió el calificativo de "encaje de los pobres.


      

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